Ya es tradición. Es una manera de mostrar nuestra fe y reverencia hacia nuestra siempre Madre Virgen María de Guadalupe. Una forma de externarnos como una Institución de inspiración Católica que reviste todo el Ideario que ha marcado la senda recorrida desde hace veinticinco años.

Mañana clara y fresca. Discreta mirada de un Sol que prometía ser radiante conforme el tiempo lo permitiera. La voces de maestros y alumnos y algunos padres de familia ya se escuchaban en los corredores y terraza de la Prepa. Los estandartes mostraban su colorida presencia al momento de ser izados en sus variados y muchas veces improvisados astas.

Miradas curiosas reflejaban la incógnita por lo que vendría. Eran aquellos alumnos y alumnas de los Primeros años que nunca habían vivido la intensidad de la Prepa Yucatán. ¿Por dónde iremos? ¿Cuánto tardaremos? ¿Hay que caminar?... ¡La Banda de Guerra llegó! Todos a formarse; que la policía cierre la calle.

Desplieguen el nuevo banderín de la Prepa para que abra paso por el centro de la ciudad, mostrando quienes somos. El toque de la corneta activó a los tambores. Dos "voladores" explotaron por los aires anunciando al barrio de Santiago, el inicio del desfile al estilo "pamplonada".

Muchos globos tricolores, cánticos de alabanza, las porras de los salones, el carro de sonido emitiendo música de ambientación, la camioneta conteniendo la imagen de la Virgen Morena rodeada de flores y dos alumnos representando la histórica escena, fue el contingente que se desplazó hacia el santuario Guadalupano en San Cristóbal.

La bienvenida fue dada por los sacerdotes, el incienso se extendía por los aires con característico aroma, nublando el panorama del entorno. Fue entonces cuando el grupo de casi cinco cuadras de largo, ingresó al templo que mostraba la estructura de aquellos tres siglos de la Colonia y que levantaba un altar florido y decorado monumentalmente con los colores patrios. En su base, en respectivos extremos, la imagen de la Virgen que acompañó la peregrinación y el escudo de nuestra Preparatoria.

Fervor y devoción -tal vez mejor que en años anteriores-, se vio en muchos de los participantes en tan espacial Eucaristía. Palabras de consejo y ánimo, oraciones, lecturas, preces y Evangelio. Más incienso. Una concurrida comunión y muchos cantos, aplausos y vítores que rebosaron el espacio del recinto. Toda una convivencia eucarística que llamó la atención hasta de los alumnos más reacios.

Un año más que refuerza la tradición. Una actividad más para la formación de nuestros alumnos. Una expresión más de la Preparatoria Yucatán Mons. Luis Miguel Cantón Marín.